Los vampiros son reales, los llamamos murciélagos hematófagos


Con la llegada del mes de octubre, una de las primeras cosas que se nos viene a la mente son los vampiros. Sin embargo, este concepto se ha salido de contexto debido a la influencia de la literatura y el cine.

Si bien es cierto que los vampiros existen, pero técnicamente se denominan murciélagos hematófagos. Por suerte, no tenemos que ir a Transilvania para verlos, ya que en América contamos con tres especies, las cuales se distribuyen entre México y gran parte de Sudamérica. Éstos pertenecen al orden Chiroptera y como sabemos, los murciélagos son los únicos mamíferos que tienen la capacidad de volar.

Dentro de la familia Phyllostomidae y de la subfamilia Desmodontinae se encuentran estas tres especies agrupadas por su adaptación a los nichos ecológicos y, en consecuencia, por sus hábitos alimenticios hematófagos, es decir, que se alimentan de sangre (del griego haima = sangre y phagein = comer). Anatómicamente están adaptados, por lo que presentan un hocico corto y cónico con orejas pequeñas. Además, han desarrollado termorreceptores nasales para percibir la radiación infrarroja de la sangre emitida por sus presas homeotermas (Campbell, 2002). Sus dientes frontales están especializados para el corte y su sistema digestivo está adaptado a la dieta líquida. De igual forma, su saliva presenta la “draculina”, una glicoproteína que evita que la sangre se coagule (Fernández et al., 1998).

En México, la especie más abundante es Desmodus rotundus, el vampiro común o murciélago vampiro, el cual posee una dieta generalista al alimentarse de cualquier animal de sangre caliente, como son reptiles, aves y mamíferos. Sus dientes incisivos superiores tienen forma de cuchilla para cortar la piel de su presa y que la sangre brote, la cual lame hasta saciarse. Se sabe que un individuo puede beber alrededor de 20 ml de sangre por noche. Por otro lado, Diaemus youngi, el vampiro de alas blancas y Diphylla ecaudata, el vampiro de patas peludas, son especialistas al preferir consumir la sangre de las aves (Villa).

A pesar de que estos organismos tienen un papel en la transmisión de enfermedades, especialmente del virus de la rabia, lo que le ha incrementado su mala fama, en general, los murciélagos son parte esencial en el ecosistema. Asimismo, en un estudio realizado por Bracamonte, Vera y Padilla (2014), se determinó que la propiedad anticoagulante de la saliva de D. rotundus es utilizada para tratar heridas internas, así como enfermedades cardiacas en humanos.

Tristemente, nos dejamos llevar por lo que dicen, por lo que vemos y/o escuchamos, lo que genera que opaca nuestra curiosidad por saber más, por profundizar y conocer la verdad. Los murciélagos son seres incomprendidos que necesitan ser reconocidos como se merecen, pero nunca se logrará si no los conocemos como se debe.


Referencias – para saber más

Campbell A. L. (2002). “Biological infrared imaging and sensing”. Micron 33 (2): 211-225. doi:10.1016/S0968-4328(01)00010-5.

Bracamonte, R., Vera, I. y Padilla, J. (2014). Diversidad y función ecológica de murciélagos en el municipio de Icla. Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, Facultad de Ciencias Agrarias, Bolivia.

Fernández A. Z., et al.  (1998). «Expression of biological activity of draculin, the anticoagulant factor from vampire bat saliva, is strictly dependent on the appropriate glycosylation of the native molecule». Biochim Biophys Acta 1425 (2): 291-299. PMID 9795244

Villa, B. Biología de los murciélagos hematófagos. Laboratorio de Mastozoología del Instituto de Biología de la UNAM.